martes, 28 de diciembre de 2010

El cisne

Hace algún tiempo, tuve la oportunidad de ver un cisne por primera vez en mi vida. Si, realmente existen, yo pensaba que era cosa de mitología o leyenda como los unicornios, pero están ahí, simplemente hay que saber diferenciarlos de las demás aves que habitan el estanque. Y creedme, el día que descubráis uno, jamás nada volverá a ser como antes.
Al principio no creía lo que tenía ante mis ojos, sin embargo, afortunadamente con el paso del tiempo todo se fue haciendo mucho más claro y la incertidumbre se convirtió en evidencia. 
Aquel cisne tenía el plumaje del color de las nubes, y cuando elevaba su pico dorado hacia el cielo, parecía como si de pronto la luna se fuese a ocultar para dar paso a un nuevo amanecer. Es uno de los seres más maravillosos que jamás he podido contemplar desde cerca.
En ocasiones me pregunto a qué lugar habrán dirigido los vientos su vuelo, y si alguna vez le harán volver. Son estos días en los que, egoístamente, me enfado conmigo mismo por haberle dejado marchar: "debí  haberle buscado un estanque tranquilo y cercano a mí para visitarle a menudo". Otros me doy cuenta de que son animales que han de seguir su camino, y que sería injusto obligarles a permanecer en un mismo lugar cuando aún les queda tanto mundo por recorrer. Y son la mayoría de éstos en los cuales me entristece pensar que haya tanta gente que no vaya a tener la misma oportunidad que tuve yo.

Fue duro decir adiós cuando ya me había acostumbrado a su belleza y compañía, pero producen tal confort y felicidad que llegas a olvidar que son vivencias pasajeras,  que pese a encontrarse aquí son aves migratorias, en invierno se trasladan al sur para volver a su lugar de origen en verano cuando ya el tiempo es más favorable; y eso, desgraciadamente, lo sabía desde el primer momento que le conocí.

Afortunadamente el sabor de boca es tan dulce como la miel, y el recuerdo tan alegre que ni el más mínimo sentimiento de tristeza podría alterarlo. 

Sin más... aquí concluye la historia del día que por primera vez vi un cisne.

Alejandro Gómez
   
Agradecimientos a la chica de la eterna sonrisa por darme a conocer esta obra y por enseñarme tanto en tan poco tiempo.

Camille Saint-Saëns (1835 - 1921), uno de los compositores más importantes del romanticismo francés. Creó en 1886 el ciclo "Le Carnaval des animaux" al que pertenece esta obra, Le cygne.




1 comentario:

  1. Yo aún tengo en la retina, la primera vez que me cruce con un cisne (creo guardar alguna fotografía del momento) y donde mi mujer Ana, no me creía cuando le conté dónde estaba el cisne, cual de de una proyección de mi despiste, se tratase... lo vimos por primera vez en "Combarro", Pontevedra, y estaba tal cual dándose un baño en la ría... mi mujer decía que era imposible que un cisne, estuviese en el agua salada del mar!... bueno, es una ría, pero vale como mar!
    Buena entrada y buena selección musical.
    Saludos de Utopazzo.

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