martes, 10 de abril de 2012

San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 1578

San Juan de la Cruz, Anónimo del siglo XVII
Juan de Yepes Álvarez (1542 – 1591), más conocido como San Juan de la Cruz, fue un poeta
místico español perteneciente a la orden de los carmelitas descalzos. Su obra literaria, aunque
dedicada en mayor medida a lo sagrado, tiene unos tintes amorosos profanos como influencia
del petrarquismo.
Uno de sus legados más relevantes es el Cántico espiritual. En él, de forma pastoril, se narra
como la amada busca ansiosamente a su amado, Dios, para poder unirse a él.

Son algunos los compositores que han plasmado en acordes y melodías la letra de este poema, e
incluso otros como Federico Mompou que tomaron como idea esta historia para extraer de ella
una música más abstracta y pura, no cantada. El título de su obra, Música
callada
(1959 – 1967), forma parte de este poema y ya fue comentado por el propio San Juan en
otros textos, afirmando que donde más información hay en un mensaje es en lo que no se ha
dicho.

Si, como dijimos con anterioridad, partimos de que esta obra pertenece a una corriente mística,
sería el compositor catalán el que con sus armonías minimalistas e impresionistas revelaría algo
distante a lo terrenal. Es el piano el que, mediante melodías poco definidas y contrastes en una
textura que predominantemente se mueve en el agudo, “eleva el alma” y la despega de lo físico
y mundano para introducirla en un paisaje menos sensible y más perteneciente a imágenes
creadas por la razón (influencia de Santo Tomás).

Mompou refleja mejor esa unión del alma de la amada (fiel) con la del amado (dios), mientras
que el cantautor leones Amancio Prada en la adaptación que hace del Cántico espiritual (1977),
con el empleo de instrumentos de cuerda frotada, como son el violín y el violonchelo, o pulsada,
como es la guitarra, el que plasma con mayor veracidad esos tintes profanos y sensibles que
caracterizan también la obra del poeta carmelita.
Son los graves de la cuerda los que se apegan al terreno, los agudos los que nos adentran en un
mundo más pastoril y campesino, el staccato del violoncello o los arpegios y ritmos de la guitarra los
que nos marcan con mayor claridad esa sensación de búsqueda, y la voz la desesperación con la
que la amada desea unirse al amado.

Podríamos decir que la poesía de San Juan de la Cruz, y más en particular el Cántico espiritual,
es una obra que difícilmente podría ser representada por una única música; sin embargo con la
unión de estas dos composiciones, anteriormente mencionadas, comprenderíamos de forma
más clara todas aquellas sensaciones que el poeta quiso mostrar. Además nos daríamos cuenta
de cómo un sólo poema es capaz de incluir tan amplio contenido, llevándonos desde lo místico a
lo sensible, lo sagrado a lo profano, e incluso desde lo racional a lo carnal.


Alejandro Gómez Villanueva


- Federico Mompou (1893 - 1987), Música callada, 1959.



- Amancio Prada (1949 - ), Cántico espiritual, 1991 (Edición conmemorativa del 4º centenario de la muerte de San Juan de la Cruz)